M. Colloghan

jeudi 3 septembre 2015

Crisis en Europa y respuestas de los trabajadores y las trabajadoras en Francia





V Encuentro “La Economía de Trabajadores-Trabajadoras”
Venezuela – Falcón - Península de Paraguaná - Punta Cardón
Del 22 al 26 de Julio de 2015
Crisis en Europa y respuestas de los trabajadores y las trabajadoras en Francia

Intervención de Richard Neuville, Asociación para la autogestión

La crisis financiera de 2007 tuvo repercusiones económicas muy importantes en el mundo y tocó particularmente Europa. La crisis económica de 2008 fue la más violenta desde el 1929 y se caracteriza por su duración. Afectó en primer lugar las clases laboriosas y populares con despidos masivos que engendran una desocupación de masa y un desarrollo inédito de la precariedad y la flexibilidad. Esa crisis fue instrumentalizada para justificar la ofensiva de las clases dominantes en un centro del capitalismo y en la periferia próxima (algunos países de Europa del Sur y del Este). En Francia, las multinacionales persiguieron su movimiento de concentración y se aprovecharon de la situación para aumentar las des-localizaciones y los planes de destrucción de puestos de trabajo. Los trabajadores reaccionaron y lucharon para preservar sus empleos. Después de un proceso de luchas defensivas, ciertos equipos sindicales y de trabajadores pusieron en debate la cuestión de la recuperación de las empresas. Hoy, Francia se caracteriza como el país europeo en el cual se encuentra el mayor número de empresas recuperadas por los trabajadores.


1. Algunos elementos de análisis de la crisis y sus efectos desastrosos en Europa
Desde el año 1980, el capitalismo en su versión neo-liberal está en la ofensiva, se caracteriza por una tasa de desocupación de masa y la complejidad de la globalización financiera. Para remediar la baja tendencial de la tasa de provecho y aumentar las tasas de explotación y de reproducción del capital, las multinacionales atizan la competencia capitalista gracias a la financiarización universalizada. Esta ofensiva se traduce particularmente por nuevas formas de esclavitud asalariada en las empresas, una "acumulación por des-posesión" en las economías dominadas, y una penetración de las sociedades más periféricas para el acaparamiento de las tierras.

La presión fuerte sobre los salarios tuvo un impacto negativo sobre el consumo, que afectó las salidas de la producción que solamente la economía de crédito sofisticado y la extensión del espacio capitalista pudieron compensar durante cierto tiempo.

A finales de 2007, la economía de crédito y la especulación generalizada alcanzaron sus límites y se produjo la explosión de la burbuja financiera a partir de los famosos “créditos tóxicos". Después, la transferencia de las pérdidas de los bancos sobre las finanzas públicas, justificada por los gobiernos para "salvar la economía", le permitió a la burguesía reactivar el asalto contra los déficit públicos. Esta orientación alimentó planes de austeridad muy duros por todas partes, pero particularmente en Europa. Las reformas de la regulación bancaria contra la especulación fueron extremadamente limitadas, mientras que la concentración bancaria aumentó.

La zona euro es la más amenazada por la fragilidad porque reúne capitalismos heterogéneos, y una política monetaria y de crédito que amplió la crisis de una duración inédita. Las diferencias de evolución de los PIB alcanzan un nivel récord: Europa del norte: + 3 %, Europa del sur: - 9 % entre 2007 y 2013. Aunque no se redujeron desde el 2007, las deudas públicas y privadas están contenidas por el Banco Central Europeo y los nuevos instrumentos de regulación: Fondo europeo de estabilidad financiera, Mecanismo europeo de estabilidad.

Los países de Europa del sur e Irlanda se vieron imponer "purgas" drásticas. Alemania y Europa del norte no están tocadas, pero Francia conoce ataques sociales sin precedente desde el medio del siglo XX y la presión de la competencia fiscal se refuerza por todas partes.

La crisis económica en cada país está instrumentalizada para justificar la ofensiva de las clases dominantes. Las batallas para la competitividad, contra los derechos y las experiencias sociales, para el merchandising del medio ambiente sirven cada vez más la desregulación liberal.

La competencia para las inversiones internacionales y las des-localizaciones, entre continentes, entre país y en el interior mismo de cada país están utilizadas cada vez más visiblemente para reforzar la esclavitud asalariada. El trabajador está cada vez más precarizado, con una articulación de trabajadores seguros y de trabajadores pobres precarizados dentro de las mismas empresas.

Las multinacionales persiguen su movimiento de concentración y refuerzan sus poderes frente a los Estados. Por lo tanto, los provechos continúan orientándose hacia la distribución de la renta a los accionistas, más que hacia las inversiones productivas. En Francia, la parte de los sueldos socializados 
bajó de 10 puntos en 30 años.

El despliegue de la crisis económica actual fue mundial, pero desigual según los continentes. Por el momento, global-mente no podemos hablar todavía de salida de crisis, 7 años después de su explosión: los provechos no están consolidados, la "recuperación" económica aún es frágil y los elementos de desestabilización son muy importantes.

La negociación final - y secreta - de un nuevo tratado de libre cambio para un gran mercado transatlántico (dicho "TTIP" o "TAFTA"), que dará lugar a una competencia sin freno de los sectores enteros de las economías europeas (servicios y mercados públicos, protecciones sociales, culturales y medioambientales), daría así a los grandes grupos privados derechos extravagantes para explotar a los pueblos y la naturaleza. Conviene añadir que las negociaciones prosiguieron entre la UE y el Mercosur con vistas a un acuerdo de libre comercio.

En Europa, hubo que esperar el año 2013 para ver una recuperación pero fue un año de crecimiento económico débil o de recesión más o menos fuerte según los países. Esta situación se confirmó en 2014 con un casi estancamiento de las economías y un ligero crecimiento al principio de 2015.
En Francia, después de un año de casi-estancamiento (0,4%) en 2013, la situación en 2014 (0,4%) no mejoró e incluso el riesgo de deflación apareció con la baja de los precios y de los salarios a causa de la compresión de la economía[1]. En el primer trimestre 2015, la tasa de crecimiento progresó en el 0,6 % y las previsiones son del 1,2 % para este año con una progresión del poder adquisitivo de los hogares y la tasa de margen de las empresas[2]. Por ahora, podemos hablar sólo de una recuperación económica frágil y la tasa de desocupación sigue siendo muy alta.

Una desocupación de masa y formas atípicas de empleo

Esta ofensiva se apoya sobre una tasa de desocupación de masa, que pasó de 6,8% en enero de 2008 a 10,9% en junio de 2013 de la población activa en la Unión europea (9,0% en diciembre de 2014 pero alcanza el 11,4% en la zona euro)[3]. En la UE, el número de desempleados culminó a 26 millones en 2013, o sea un aumento de 10 millones con relación a 2008. Sin embargo, existen unas diferencias importantes dentro de la UE: 5% en Alemania y 20 % en los países del sur del continente (26% en España, 27% en Grecia). En diciembre de 2014, la tasa de desempleo de jóvenes se estableció en el 21,4 % en el UE28 y en el 23,0 % en la zona euro, respectivamente contra el 23,1 % y el 23,9 % en diciembre de 2013. Las tasas más bajas en diciembre de 2014 han sido observadas en Alemania (7,2 %), en Austria (9,0 %) así como en Países Bajos (9,6 %) y las más elevadas en España (51,4 %), en Grecia (el 50,6 % en octubre de 2014), en Croacia (el 44,8 % por cuarto trimestre 2014) y en Italia (42,0 %)[4].

También conviene apuntar la subida general de la precariedad laboral y la flexibilidad del empleo. Las mujeres son las primeras víctimas, así como los jóvenes, porque se experimentan primero las técnicas de precarización con estas dos categorías. Según la quinta encuesta europea sobre las condiciones de trabajo, a finales de 2013, el 80 % de los asalariados gozaban de un contrato indefinido en el seno de la Unión[5]. El tiempo parcial representa hoy el 19,2 % de los empleos.

Estas " formas atípicas " de trabajo reagrupan un conjunto muy heterogéneo de situaciones: contrato temporal, interinidad, trabajo estacional, el tiempo parcial, trabajo independiente. El conjunto de las formas de contratos temporales, interinidad y representan hoy el 15,7 % del empleo asalariado total. Además, el empleo atípico evoluciona hacia unas formas "muy atípicas, tales como los contratos temporales y los tiempos parciales muy cortos, incluso el contrato de cero horas que se desarrolla particularmente en el Reino unido.

Otra forma de empleo atípico: el tiempo parcial está considerado como impuesto por el 27,6 % de los asalariados concernidos según los datos de Eurostat. Allí también se observan niveles espectaculares al sur de la Unión: el 65 % en Grecia, el 60,9 % en España. O sea cerca de dos veces más que en Francia (31,5 %) y casi cuatro veces más que en Alemania (16,6 %).

Las formas atípicas de empleo tocan sobre todo dos categorías de la población: los jóvenes y las mujeres. A los primeros particularmente les toca el trabajo temporal y el corte es muy neto con las generaciones precedentes, como lo muestra la encuesta europea sobre las condiciones de trabajo. Si el 85 % de los asalariados entre 45 o 54 años gozan de un contrato de trabajo a duración indeterminada, y si todavía es el caso del 76 % de los 25-34 años, sólo 50 % de los nuevos asalariados dependen de este estatuto de empleo. Para los más cualificados de los jóvenes, se trata sin duda de un tamiz, mucho más largo que el de las generaciones anteriores, hacia el contrato indefinido. Para los menos cualificados, a menudo significa una alternancia entre contratos cortos y desocupación.

En cuanto al tiempo parcial, el desequilibrio de género, esta vez, es neto en la Unión Europea: si el 7 % de los hombres tienen el tiempo de trabajo inferior a las 20 horas a la semana, es el caso del 19 % de las mujeres.
Los jóvenes son las primeras víctimas de la crisis en Europa. En marzo de 2014, 5,340 millones de jóvenes europeos (fuera de estudiantes) no tenían empleo en Europa. Por todas partes en la Unión Europea, desde Portugal hasta Europa del Este, las tasas de desempleo entre los menos de 25 años permanecen muy elevadas. El 22,8 % de los jóvenes están buscando un empleo en la Unión Europea, lo que deja presagiar una generación "perdida" (el 23,7 % en la zona euro).

España y Grecia son particularmente tocadas por esta plaga, y registran una tasa catastrófica del 53,9 % y el 56,8 % (julio de 2013) respectivamente, mientras que Alemania se saca de este aprieto con 7,8 % de jóvenes desocupados en el país. Croacia (49 %), Portugal (35,4 %), Italia (42,7 %), Eslovaquia (32,5 %) y Chipre (43,2 %) sobrepasan la barra fatídica del 30 %. A la inversa, Austria (9,5 %) y Países Bajos (11,3 %) figuran entre los alumnos buenos con Alemania. Francia (23,4 %) se sitúa en un nivel próximo de la media europea (22,8 %).

Una conflictividad elevada pero dispersa y desigual

En este contexto, observamos una multiplicación de movimientos de masa con dimensiones económicas, sociales, institucionales y ecológicas. Pero no existe un movimiento de amplitud a la escala europea.

En Europa del sur y en los Balcanes, frente a una degradación sin precedente de las condiciones de vida, frente a los retrocesos sociales, las rebeliones y las movilizaciones de masa son estructurales y se reactivan pero las victorias son raras y no llegan a obtener una ruptura con la austeridad. Hubo huelgas generales importantes en España, Grecia y Portugal, movilizaciones interprofesionales en Francia pero no prorrogables. Las centrales sindicales divididas aparecen como paralizadas y no quieren entrar en un enfrentamiento con la clase capitalista. La Confederación europea de sindicatos (CES), que agrupa la gran mayoría de los sindicatos de los distintos países de la UE, sigue colaborando vergonzosamente con la Comisión europea.

En este panorama, las mareas ciudadanas de educación, salud, cultura, etc. en España en contra de los recortes y privatizaciones aparecen como movimientos originales y emergieron después de décadas de atonía social en este país. En Francia, existen movimientos ciudadanos por la defensa de los servicios públicos pero muy débiles y locales, aquellos en contra de los grandes proyectos cualificados de “impuestos e inútiles” son más importantes a causa de las consecuencias ecológicas desastrosas. Esas luchas actualizan el repertorio de acciones desarrollando nuevas formas de luchas, como las ocupaciones permanentes de “zonas que hay que defender”.

Esas nuevas acciones se quedan en niveles locales o nacionales y sólo hubo un día de huelga el mismo día a escala europea en noviembre de 2012 en contra la austeridad pero con participación desigual según los países. Existen también acciones simbólicas como Blockcupy en Fráncfort cada año delante de la Banca europea o por iniciativa del Altersummit pero esas movilizaciones no se sitúan a la altura de las circunstancias.

Con la crisis económica, las tendencias contrarrevolucionarias reaparecen y observamos una subida de corrientes ultrareaccionarias en toda Europa, ultra-derechistas en Francia y neo-fascistas como en Grecia. También existe un fortalecimiento de la represión y de la penalización de los movimientos sociales por parte de los Estados, como lo demuestra  la ley de seguridad ciudadana en España.

En este contexto, es urgente construir alternativas para abrir nuevas perspectivas de transformación social en el viejo continente. En este panorama, las recuperaciones de empresas por los trabajadores ni siquiera aparecen como la preservación de los empleos sino completamente como una reconquista del aparato de producción y del papel de productor asociado y de actor en una perspectiva de apropiación social más global.

2. Alternativas y respuestas desde la economía de los trabajadores y las trabajadoras en Francia
En el primer encuentro europeo de " La economía de los trabajadores " en enero de 2014, tuvimos una visión de las resistencias en países diversos y sobre todo en el Sur de Europa, países más tocados por la crisis, el cierre de empresas y la desocupación: el estado español, Francia, Grecia, Italia, Serbia. En estos países, los trabajadores se organizan para construir alternativas. Si estas experiencias quedan todavía marginales, revelan sin embargo una evolución reciente pero notable en la conciencia de los trabajadores en Europa.

En Francia, la crisis provocó el cierre de 900 fábricas pero también 1.170 anuncios de reducción de efectivos, lo que provocó la destrucción de 269 000 empleos industriales en 2008-2009[6]. Son cerca de 900.000 empleos industriales que desaparecieron en doce años. Durante esos dos años hubo conflictos sociales muy fuertes con ocupaciones, en los cuales los asalariados reivindicaban indemnizaciones de despido más importantes por parte de grupos que habían amontonado provechos enormes durante los años 2000. La mayoría de las luchas fueron esencialmente defensivas y limitadas a resistir a los "planes sociales" dictados por la lógica accionaria.

En este contexto, la experiencia limitada de Philips Electronique en Dreux tuvo el mérito de reactualizar la noción de " control obrero " empezando de nuevo la producción del día 5 al día 15  de enero de 2010 cuando la dirección quería abandonar la planta.  Su objetivo era mostrar a la dirección y a los medios de comunicación que eran capaces de producir solos.

Ya en 2009, los 283 trabajadores de Molex -empresa de conexión automóvil- intentaron recuperar la empresa de capital norte-americano, que quería trasladar la tecnología y cerrar la planta. El asunto será juzgado sólo en marzo de 2014 en el tribunal (Consejo de Prud’hommes) y dará la razón, pero demasiado tarde, a los trabajadores.

Durante el invierno 2010-2011, Sea France, quien pertenecía a una empresa pública (La SNCF) y aseguraba la travesía del mar de la Manche entre Calais y Douvres se declaró en quiebra. La UE negó una capitalización del Estado. Los 870 trabajadores crearon una cooperativa, en alianza con Euro Túnel que adquirió los buques. Eso permitió salvar 500 puestos de trabajo hasta que en julio de 2015, Euro Túnel  decidió romper el contrato y vender los buques, lo que provocó una puesta en observación judicial de la cooperativa. A menudo, los trabajadores bloquean el puerto para obtener satisfacción y apelaron a la justicia para discutir la decisión de la empresa Euro Túnel. La situación es crítica pero los trabajadores siguen luchando.

A partir del año 2011, hubo una evolución en la conciencia de la clase trabajadora. Si los cierres de empresas prosiguieron a un ritmo más lento, los trabajadores se dieron cuenta de sus capacidades y pusieron en debate cada vez más la posibilidad de recuperación de las empresas.

Estos últimos años, varias empresas se recuperaron, entre las cuales las más conocidas: la compañía de ferry-boats Sea France, las acerías de Ploërmel, la SDAB (Marisqueros bretones), la imprenta Helio-Corbeil, la fábrica de mueble Arfeo, los tejidos Fontanille, la oficina de proyectos en la electrónica SET, la fundición Gillet (Tarn), el periódico Nice-Matin (Niza), la “Fábrica del Sur” ex Pilpa (Helados), la librería de los Volcanes, la carpintería Labat y Sierra y recientemente, la Compañía Alpina de aluminio (Saboya) y Fralib (acondicionamiento de té e infusiones) que acaba de reactivar la producción en cooperativa después de una lucha ejemplar con ocupación de la fábrica de 1 336 días en contra de la multinacional Unilever. 

La lucha ejemplar de los trabajadores de Fralib

La lucha de los trabajadores de la fabrica Fralib en Gémenos (cerca de Marsella) empezó en septiembre de 2010 para acabar en mayo de 2014 en resistencia al traslado de la producción en Polonia. Tuvo un impacto muy importante en toda Francia con una cobertura de los medios de comunicación inédita y la solidaridad del movimiento obrero. Un acuerdo fue concluido previendo el pago de 20 millones de euros de indemnización y para crear la cooperativa. Los trabajadores decidieron rechazar las indemnizaciones propuestas para preferir un proyecto de recuperación en cooperativa, en vez de un nuevo dueño que se hace cargo de una empresa. Desde el principio del conflicto, los trabajadores eran conscientes que su empleo estaría mejor protegido si estaba entre sus manos. A esta voluntad de conservar el empleo, se añade un deseo de volver la página de una producción poco respetuosa en el plano ecológico. Su proyecto de cooperativa integra la necesidad de reactivar sectores locales de aromas naturales y de anudar relaciones de comercio justo con proveedores de tés, como lo demuestra el acuerdo con una cooperativa  del Vietnam. Después de 1336 días de conflicto, un convenio fue firmado con Unilever en el cual este grupo pagará al final 20 millones de euros en calidad de indemnizaciones y en calidad de ayudas al lanzamiento del SCOP. El 26 de mayo de 2015, los 50 nuevos socios de la empresa nueva SCOP-TI estaban muy orgullosos de presentar sus dos nuevas gamas de productos. La producción volverá a empezar el verano de 2015 para estar presente en los rayos de supermercados desde el otoño. Además, la cooperativa pudo obtener una certificación orgánica.

Otro conflicto parecido de manera extraña a Fralib: el de Pilpa que dará origen a la Fábrica del Sur, otra cooperativa de producción (SCOP). Se trata de una fábrica de helados basada en Carcasona que recientemente había sido comprada por un grupo de inversiones, R*R, número uno europeo de helados vendidos bajo marca de distribuidores. Nueve meses después del rescate, el cierre fue anunciado el 5 de julio de 2011. Los trabajadores lucharon contra éste con, allí también, la perspectiva del mantenimiento de la actividad en el mismo lugar. Nueve meses más tarde, un acuerdo fue encontrado con el grupo que autorizó que una cooperativa mantuviera la actividad de helados con la sola condición de que ésta no vendiera bajo las marcas de distribuidores. Allí también, la nueva entidad, la Fábrica del Sur privilegia una producción de calidad con productos naturales y de preferentemente locales. La producción se inició en la primavera de 2014 y los primeros resultados están alentadores. La movilización de la población local durante el conflicto desembocó en la creación de una asociación de apoyo al proyecto, Les Amis de la Fabrique du Sud (los Amigos de la Fábrica del Sur). Con la afiliación y la contribución de un millar de ciudadanos, pudo participar en la capitalización de la cooperativa y contribuye a dar a conocer los productos y asegurar ventas militantes en distintas manifestaciones.

Último ejemplo de lucha en contra de una multinacional: desde hace dos años, en el este del país, 161 trabajadores de la papelería más antigua de Francia en Docelles (creada en 1478 en el Este del país) luchan contra la multinacional finlandesa UPM que cerró definitivamente la empresa en enero de 2014 y se negó a ceder el sitio para seguir produciendo en cooperativa. Los trabajadores tienen el apoyo de los cargos políticos locales pero de momento ninguna solución ha sido encontrada.

Estos casos de recuperaciones de empresas demuestran una tendencia en la actitud de los trabajadores frente a los cierres de fábricas y el inicio de un proceso que deberá ser medido sobre un período más largo para saber si es simplemente coyuntural o más estructural, a la imagen de la situación argentina.

La evaluación compleja del proceso de recuperación

No existen estudios que permiten evaluar la amplitud del proceso de recuperación de empresas por los trabajadores en Francia. Es pues imposible contabilizar el número de casos desde el principio de la crisis o las precedentes porque hubo algunas recuperaciones antes, como lo ilustran las empresas aisladores eléctricos Ceralep (2004) o las acerías de Ploërmel (2005).

Por lo que sabemos, los datos únicos y disponibles son los que emanan de la federación nacional de las SCOP. En el año 2014, 277 sociedades cooperativas de trabajo y participativas (SCOP et SCIC)[7] fueron creadas, con lo que el total ascendió a 2 680 empresas cooperativas (2 222 SCOP y 408 SCIC) afiliadas a la federación nacional de las Scop, que agrupan 51 000 asalariados, es decir el 0,2 % del empleo total en Francia[8]. En el año 2014, el 13 % de las cooperativas creadas fueron unas recuperaciones de empresas en dificultad y el 20 % de transmisión de empresas, cuando el dueño se jubila y prefiere dejarles la empresa a sus trabajadores en vez de venderla al capital extranjero, lo que es presentado como una particularidad francesa. Pero los datos de 2013 indicaban que las recuperaciones fueron proporcionalmente más importantes respecto de las transmisiones por los fundadores. La media del conjunto de las cooperativas corresponde a 19 trabajadores.

El mantenimiento del empleo es la principal motivación de estas recuperaciones. Pero éstas provocan una baja significativa del empleo: 181 trabajadores en Fralib y ahora 50 en la cooperativa; une centena en Pilpa y ahora una veintena en la Fabrique du Sud. Pero estas experiencias permiten desarrollar una nueva relación en el trabajo en la cual la forma de explotación desaparece. Es un principio de des-alineación que se caracteriza particularmente por unas interrogaciones sobre el sentido de la producción y el contenido social y ecológico de la producción.

Si estas cooperativas no son una receta milagrosa que permitiría burlar la crisis - las quiebras de SCOP existen también - estas empresas son más perennes sin embargo que otras. Su tasa de fracaso a cinco años es del 36 % contra el 50 % del conjunto de las empresas.

Frente a los cierres de sus empresas, cada día más los trabajadores no vacilan para preconizar la recuperación de su empresa en cooperativa como solución única para preservar el empleo. Por eso, estas recuperaciones se hacen actualmente sobre un modo defensivo - la protección del empleo - y muy a menudo, los efectivos bajan entre el anuncio del cierre y la reactivación en cooperativa de trabajo.

Las transformaciones en cooperativas permiten efectivamente conservar una actividad en el mismo lugar y asegurar que no estará des-localizada, a pesar de una erosión significativa de los empleos. Cuando el trabajador es próximo de la jubilación o cualificado hasta el punto de encontrar un trabajo muy rápidamente, no participa siempre en la recuperación propiamente dicha.

Pero estas recuperaciones de empresas nos enseñan algo muy importante. Les permiten a los trabajadores contemplar una nueva relación en el trabajo en la cual la sujeción ya no es la regla, en la cual las decisiones se toman entre pares, en la cual la integridad de los frutos de su trabajo vuelve a los trabajadores. En todas estas experiencias un principio de desalineación se produce como lo demuestra el hecho de que casi siempre los nuevos asalariados-socios se interrogan sobre el sentido de lo que ellos producen y procuran dar un contenido social y ecológico en su trabajo.

La Asociación para la autogestión trata modestamente de apoyar a los equipos de trabajadores, de federarlos, de popularizar sus experiencias difundiendo a partir de su página Web y la organización de conferencias y debates con los trabajadores implicados en esas recuperaciones.
Los datos necesitarían un análisis más detallado, pero demuestran que varias empresas están recuperadas por los trabajadores en Francia. La ausencia de trabajos académicos es perjudicial. De momento, no hay interés de parte de los universitarios e investigadores.

Con la concentración del capital y la dominación de las multinacionales, los trabajadores están confrontados con cierres de empresas rentables, cerradas por razones de competencia entre los trabajadores dentro de la UE para aumentar los provechos. Esas empresas se oponen a la continuación de la producción. Por eso, no quieren vender o ceder las fábricas, lo que complica a menudo las tentativas de recuperaciones.

En Francia, las recuperaciones múltiples de empresas por los trabajadores atestiguan que otra economía, una economía de los trabajadores es posible. Dar a conocer esa otra economía es el medio más seguro de reactivar las luchas sociales ofreciendo un horizonte a éstas, un horizonte por una apropiación social más global.

Julio de 2015

Referencias bibliográphicas

« Association pour l’autogestion », Página web: http://www.autogestion.asso.fr/

Borrits, Benoît (2015), Coopératives contre capitalisme, Paris, Syllepse (Publicación prevista en otoño de 2015).

Borrits, Benoît, « Ex-Fralib : Lancement de SCOP-TI et de 1336 », Association pour l’autogestion, 27 mai 2015,

Borrits, Benoît, « Papeterie de Docelles : Droit de propriété contre droit d’existence »,  Association pour l’autogestion, 7 mars 2014,

Borrits, Benoît, « De la coopérative vers l’appropriation sociale », Cerises, 28 mars 2014, Association pour l’autogestion, http://www.autogestion.asso.fr/wp-content/uploads/2014/05/cerises_211.pdf

Borrits, Benoît, « De Pilpa à La Fabrique du Sud », Association pour l’autogestion, 30 janvier 2014, http://www.autogestion.asso.fr/?p=3884

Collectif (2015), Encyclopédie internationale de l’autogestion, Paris, Syllepse (Publicación prevista en otoño de 2015).

Collonges, Lucien (Cord.) (2010), Autogestion hier, aujourd’hui, demain, (Anthologie), Paris, Syllepse.

Duval, Guillaume, Revista Alternatives économiques, N°288, Janvier 2010.

Fédération nationale des SCOP, « Les chiffres-clés 2014 » : http://www.les-scop.coop/sites/fr/les-chiffres-cles/

Maunoury, Daniel & Chapelle, Sophie, « A l’usine Philips de Dreux, les salariés expérimentent l’autogestion », Bastamag, 26 janvier 2010 :

Neuville, Richard, « Rencontre européenne « L’économie des travailleurs » dans l’entreprise Fralib », publié dans Contre Temps n°22, Eté 2014, p.99-103. http://alterautogestion.blogspot.fr/2014/07/rencontre-europeenne-leconomie-des.html

Neuville, Richard,  « Appropriation sociale et autogestion », Alter autogestion, 27 avril 2013, http://alterautogestion.blogspot.fr/2013/04/appropriation-sociale-et-autogestion_27.html

Neuville, Richard, « Actualité de l'autogestion : débat sur le contrôle ouvrier et les contre-plans alternatifs », Rouge & Vert, n°326, Juin 2011,

Neuville, Richard, « Ceralep : Quand les travailleurs refusent le diktat des actionnaires ! » in Lucien Collonges (Coord.), Autogestion, hier, aujourd'hui, demain, Editions Syllepse, Paris, Mai 2010.

Weiler, Norman, « Quand des métallos deviennent propriétaires de leur usine », Bastamag, 6 février 2012, http://www.bastamag.net/Quand-des-metallos-deviennent




[6] Guillaume Duval, Revista Alternatives économiques, N°288, Janvier 2010.
[7] SCOP : Sociétés coopératives et participatives (Sociedades cooperativas y participativas), antes llamadas cooperativas de producción ; SCIC : Sociétés coopératives d'intérêt collectif (Sociedades cooperativas de interés colectivo): http://www.les-scop.coop/sites/fr/les-scop/qu-est-ce-qu-une-scop.html
[8] Fédération nationale des SCOP - Les chiffres-clés 2014 : http://www.les-scop.coop/sites/fr/les-chiffres-cles/

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